Cómpeta, 29 de Diciembre de 2019
TEMIBLE ESCENARIO PARA EL BROCHE DE DIAMANTES DE UNA DÉCADA INOLVIDABLE
Hoy en el terrible escenario de una de las mas duras carreras del circuito malagueño he recordado en su duro recorrido muchas vivencias vividas, en esta mi última carrera de una década, que para mi, ha sido sencillamente maravillosa. Me consagré como maratoniano y hasta en nueve ocasiones, algo impensable. Llegué hasta la ciudad eterna, pasando por las mejores de la piel de toro, aparte de recorrer Andalucía, principalmente y convertir el color naranja en algo muy familiar acompañado de compañeros que me empujaron al éxito. Lo vivido en Beer Runner siempre quedará en mi corazón.
He visionado en los desniveles infernales y toboganes de la San Silvestre competeña una década de vida. De mucha vida. Y he pedido en esa Sierra de la Almijara mucha salud para seguir escribiendo una historia que quedará en mis anales y será leyenda de un corredor muy humilde pero con una afición y una voluntad a prueba de bombas. Es humilde, si, y mucho, pero quedará constancia en este blog de lo conseguido. Un blog al que pocos podrán igualar, porque ni recuerdan lo que hicieron ayer.
Una temperatura agradable es el saludo de Cómpeta en pleno invierno. Llegamos Fran y un servidor a los aledaños de unas cuestas duras, muy duras. El ambiente es navideño. Un sol alentador nos ofrece un café esperando la partida. Veo a compañeros conocidos y el dialogo de running es recordar muchas cosas.
Visita al pueblo. Su belén, su iglesia, sus calles enigmáticas, todo para esperar una salida que llega a las 12.00PM. Un horario inusual. Me coloco casi en la parrilla de salida y el pistoletazo es ensordecedor. Perderte en esas callejuelas en masa y en dura subida, ya me ofrece lo que me espera en breve. Fran me acompaña.
Rápidamente comienzan las pendientes endemoniadas y el ritmo hay que bajarlo hasta los suelos. No hay mas. Hay que subir a golpe de cadera y de corazón. Fran se aleja sigilosamente. Poco a poco en un escenario complicado lo voy perdiendo segundo a segundo.
Y cuando termina lo peor con 4 kms. letales comienza mi pasión particular. Es el comienzo de las bajadas pronunciadas en tierra y muchas piedras sueltas en rompepiernas total, que me asustan de pleno. La lesión la llevo todo el rato en la mente y no me deja, por miedo, correr con soltura. Si el comienzo ha sido duro, estos kilómetros en bajada, han sido peor. Mucho peor. He pensado continuamente en esos meses lesionado y no he rendido a mi nivel. Por otro lado, obvio.
La parte final por un sendero con unas vistas de Cómpeta, preciosas, es donde saco mi broche de diamantes y me lo cuelgo para sentenciar en la antesala de Cómpeta y luego en sus calles una década prodigiosa. Fran me recoge en este kilómetro final y me acompaña hacia el olimpo.
Para mi, es un momento histórico. Es la sentencia de muchos kilometros vividos y muy sentidos. Es la meta de 10 años donde he escrito una historia que quedará escrita para la eternidad. Cómpeta ha sido el premio final de este, difícil por las lesiones, 2019 y deja las puertas abiertas, para otra década a la que solo le pido salud, mucha salud, no para igualar, algo que considero imposible, sino para poder demostrarme que puedo superar las montañas que se me pongan delante y sobre todo poder superarla, con el único objetivo de llegar a meta. Este es mi deseo para la década que va a comenzar.
Salud, mucha, mucha salud. Esto le pido a un 2020 ilusionante.
El tercer tiempo para comer un plato de Callos en uno de los mejores bares competeños, como es Bar Marcos, con calorías suficientes y unos roscos típico Beer Runner, jeje ponen el punto y final a mi última competición de la década.
El tercer tiempo para comer un plato de Callos en uno de los mejores bares competeños, como es Bar Marcos, con calorías suficientes y unos roscos típico Beer Runner, jeje ponen el punto y final a mi última competición de la década.
Estadística de carrera con mi Garmin
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