Algarrobo-Costa, 27 de Mayo de 2018
A FALTA DE GAMBAS,
GOZO SUPREMO
Son las 8AM y me dirijo por la carreterita de El Palo a recoger a Miguel que con puntualidad celestial me esperaba. Un cielo algo encapotado nos daba la sorpresa, pensando que abriría. 21 grados nos acompañaban camino de Algarrobo-Costa en busca de una aventura muy esperada. Las gambas y el durísimo escenario eran nuestro manjar.
Cuando llegamos al lugar pactado del desayuno Juliomalagagreem y su condecorada Graciela eran pasto de un desayuno al fresco matinal. Sin dudar nos acompañan al interior y refrescamos nuestra basta historia.
Estar con Julio es sentir atletismo. Lo vive y eso se refleja en todos.
Nos dirigimos a la salida, recojemos dorsales, compartimos con el grupo de José María que llegaba con su grupo pleno y sentimos los aledaños de la Mayora como un lugar privilegiado y recordado.
Un calentamiento no demasiado adecuado para estar con un nivel de forma algo bajo y rápidamente nos situamos en linea de salida.
La Mayora es un recorrido escalofriante pero muy bello. Salgo a la expectativa y me cuesta. Bastante. La lengua de corredores me llevan en un primer kilómetro a 5.15 pero sin alegría. Sobrepaso a José Antonio y a Micaela antes de la embestida del km. 2
Es un kilómetro demoledor y comienzo a coger revoluciones, eso si, algo bajas, justo aquí el cielo se abre de par en par, de forma sorprendente, y el sol aplasta sin tapujos la ida hacia los aledaños de la puerta principal de la Mayora.
En el km. 3 intento ir respirando para entrar en los toboganes infernales que me esperan. Parece que todo va bien. En la puerta del lugar de la investigación es el km. 4 y comienza el carrusel infernal de cuestas sucesivas con desniveles bestiales que ponen a prueba mi bajo estado de forma. Y la respuesta es muy clara. Sufrimiento. Ya lo sabia.
Durante los 3 kms que vivo dentro de un lugar mítico en mi historial mi mente completa el círculo de que hay que entrenar mas. Las mortales cuestas y los distintos desniveles me dejan claramente la respuesta. Avanzo a golpe de esfuerzo y sacrificio buscando ir mejorando poco a poco. Algo que consigo. Pero sin demasiada alegría.
En el kilómetro 7 el escenario terrorífico acaba y consigo mi liebre para pegarme a esa camiseta amarilla que me precede y que me lleve a la gloria por cuarta vez. Cuando entro en el embalse histórico de la Mayora voy muy bien, con el motor caliente, y mi gozo es supremo. En este lugar el año pasado cayó diezmado el tiburón Marcelino.
A pleno rendimiento y a tope es el final donde intento sobrepasar a mi compañero en estas embestidas finales, pero la pequeña distancia que me lleva me hace imposible pasarlo en linea de meta. Saludarlo y mirarlo es el punto y final a La Mayora. Una carrera donde sigo haciendo reflexiones de mi estado de forma.
El tercer tiempo es como años anteriores sublime, disfrutando de un entorno y de un trato al corredor de lo mejor, exquisito.
Seguimos esperando.....esperamos y esperamos pero la gran sorpresa final se consagra: ESTE AÑO NO HAY GAMBAS!!!!!!!!!!! Esto hace que La Mayora pierda su emblema, su bandera, su lujo, su opulencia y su fastuosidad. Es una carrera mítica, pero sin gambas ya no lo es tanto.
La Mayora sin gambas no es La Mayora. Es como correr sin dorsal, sin zapatillas, sin pantalones o sin la camiseta. Ha faltado lo esencial, lo crucial, lo que la ha hecho grande.
Nuestro camino hacia la playa pone el broche final en la inauguración del verano 2018 con el primer contacto real en linea de playa.
Quedan algunas batallas todavía para finiquitar la temporada 2017-2018, pero sin gambas, La Mayora se ha puesto en entredicho. Es el epílogo de mi crónica. Sin gambas, gozo supremo.
Video gentileza de JULIOMALAGAGREEM ( de su propiedad ) de la carrera Popular La Mayora 2018. GRACIASSSSSSSSSSSS!!!!!
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