viernes, 6 de junio de 2025

13 CARRERA POPULAR RURAL BENAMARGOSA

            






Benamargosa, 7 de Junio de 2025


SURCANDO
EL
RÍO BENAMARGOSA




Son las 17.00PM de una tarde veraniega cuando voy surcando en la esencia de la región oriental de Málaga, llamada la Axarquía vía Vélez-Málaga para llegar a mi destino y ver de primera mano el célebre Puente de los diez ojos, un puente bajo, sostenido por diez arcadas u ojos y por ello su nombre.

Este puente que parte casi del corazón mismo de Benamargosa comunica la población con la vecina Cútar, entre otras. Resulta sorprendente contemplar esta obra de ingeniería, sólida y robusta, sobre un cauce pluvial completamente seco. Asomados a una balaustrada vemos a un hombre caminar sobre el lecho y cruzar el río sin agua hacia unos cañaverales. Pasamos también nosotros bajo él con la superstición de pensar que una riada de agua podría venir en cualquier momento y arrastrarnos. Es superchería, no raciocinio.





Comprobado, porque aquí estamos. Cruzando bajo el puente y llegamos a un parque que presumimos muy poblado en los meses estivales, cuando el sol aprieta, ya que sus árboles y su pequeña avenida techada junto al río le dotan de cierto aire umbrío y fresco. Una fuente jalona el centro de este jardín y el agua borbotea en su cazoleta. Salimos y caminamos junto al puente hasta cruzar, por la izquierda, la carretera.




Allí observamos un panel informativo en el que se indica: Fuente de El Pilar, Barrio de los Pechuelos, Barrio de la Solana y Jardines de San Sebastián. Dirigimos hacia allí nuestros pasos. La primera construcción que nos encontramos, se puede rodear caminando, pero en la actualidad se encuentra en plena rehabilitación, son los Arcos de la Huerta, una obra de ingeniería hídrica que servía para canalizar el agua por los diferentes huertos que rodeaban la población.

Queda en pie una buena lámina de muro y uno de los arcos que le da nombre. Las construcciones antiguas y modernas se dan la mano, se entrelazan y configuran un cinturón alrededor del centro urbano.

Al inicio de la calle Pilar nos encontramos con su fuente, conformada por tres arcos de ladrillo visto, tres caños de agua y dos paneles cerámicos a los lados que representan coloridos motivos florales. Seguimos caminando. A nuestra derecha discurren las calles que llevan al corazón de Benamargosa, a nuestra izquierda se sitúan, sobre un altozano, el barrio de los Pechuelos, conformado por calles estrechas y enredadas, escaleras que suben y crean descansillos atestados de macetas y flores, cuestas cortas pero de importante gradación; y el barrio de la Solana, que algo menos arisco que el anterior tiene características muy similares.

Si accedemos a algunas de sus calles podremos observar los cultivos de cítricos y frutas tropicales, el lecho del río, las casas apretadas de Benamargosa, las empinadas cuestas que descienden desde los jardines de San Sebastián hasta la iglesia, la configuración total de este municipio. Los jardines que preceden a la entrada de muchas cosas lucen en esos pequeños patios exteriores un naranjo o un limonero, haciéndose eco inevitable de los cultivos más populares de estas tierras.

Seguimos caminando hasta los Jardines de San Sebastián, situados en la parte más elevada del municipio y que poseen una buena sombra y una serie de cómodos bancos donde reposar y contemplar, enfrente, el Barrio de la Solana. Los jardines están integrados en el casco urbano y se delimitan gracias a una serie de muretes de piedra que se asemejan a las murallas de un castillo. Subimos unas escaleras y cruzamos un angosto pasadizo a través del cual desembocamos en el inicio, a la izquierda, de la calle Ermita por la que descendemos. Las calles son estrechas, las casas muy apretadas, las cuestas importantes.

Caminamos hasta que la calle Ermita se transforma en calle Real. Nos adentramos a izquierda y derecha, siempre volviendo al canal principal. Nos cruzamos con vecinas y vecinos atareados en sus labores cotidianas, saludan, amables. Escuchamos ladrar a un perro. Un grupo de niños juega a lo que presuponemos es "el escondite". Es un paseo tranquilo y amable con le que llegamos a una plazuela donde se ubica la biblioteca municipal, presidida por una refrescante fuente y la oficina de correos.

Continuamos el descenso hasta desembocar en una anchura de la calle y a la parte trasera de la iglesia de la Encarnación. Entramos y nos encontramos con un templo con carácter que no se presagiaba desde el exterior. Tiene el techo formado por un artesonado de madera oscura, tres naves sustentadas por columnas casi ojivales sustentadas en basamento de ladrillo visto. El altar es sencillo, y contrasta con un coro de tonos caoba situado sobre la entrada principal. Nos llama la atención una de las hornacinas situadas a la derecha, en ella descansa una solitaria y humilde cruz de madera flanqueada por dos candelabros y que despide cierto aroma de misterio.

Salimos de la iglesia y caminamos en torno a ella para descubrir que en la parte opuesta a la puerta por la que hemos entrado un gran arco-puente comunica el interior del templo con una casa colindante. Sacamos un par de fotografías a esta curiosa construcción. Deambulamos durante un rato más por las calles benamargoseñas constatando que es la patria de cítricos y aguacates en cada rincón. Vemos incluso a dos niños jugar al fútbol con un limón enorme al que dan patadas hasta despanzurrarlo, tiñiendo el tibio ambiente otoñal de una perfume intensísimo y delicioso. Se nos abre el apetito.

En la confluencia de las calles y justo en la entrada a la zona de aparcamientos encontramos la Fonda Restaurante Los Pepes. Pedimos un zumo de melocotón, una cerveza sin alcohol, una tapa de ensaladilla rusa y una tapa de ensalada malagueña. 3 euros. Charlamos un rato mientras vemos la vida benamargoseña pasar y nos preguntamos cómo sabrá el batycate.




Llegan los runners y la hora se acerca en la tarde plácida. Calentamiento por el río para sentir su diablura posterior. La tarde promete. Alto nivel en salida, se retrasa el momento y a las 20.30PM se dá el pistoletazo de salida.




Viajamos hacia el corazón de Benamargosa en pertinaz subida en el kilometro inicial para devorar sus callejuelas y encarar la zona del rio para volver a linea de salida y pasar por lo alto del puente de los 10 ojos. 




Todo ha comenzado. Entramos en el rio en continua subida. Dificil piso, con innumerables piedras que solo hay que ir salvando a ritmo, con sumo cuidado. 





Voy adquiriendo ritmo rio arriba, con dureza. Es la primera vez que voy corriendo dentro de un rio. Es una nueva experiencia que quiero exprimir al máximo. Disfruto al máximo bajo una fuerte calor y siempre subiendo y subiendo. 

Llegado al km 6 veo la vuelta. Les digo que sigo a los voluntarios y se rien, jajajaja 

Y comienzo la bajada con la noche acechando lentamente a muy buen ritmo con mis zapas de Trail. El sufrimiento de la subida se convierte en festival en bajada. Como disfruto!! 




Poco a poco dilapido los kilometros y casi de noche veo los ojos del puente. Que feliz me siento!!! carrerón!!! lo miro fijamente y entro en la historia de mi curriculum con una nueva experiencia de lo más brutal. Benamargosa para siempre en mi recuerdo.

El tercer tiempo brutal, en un ambiente runner que hacia tiempo no vivia, para acabar casi terminado el día y volver de nuevo hacia Málaga muy feliz de haber vivido una experiencia única.







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