lunes, 19 de octubre de 2020

DESEOS DE COMPETIR, ALMA DE CAMPEÓN


El día que volvamos a competir seguramente en lo que menos piense será en ponerme a correr sino en las ganas que tengo de ver como todo en mi vida vuelve a tomar un cariz de cierta normalidad.

Significará que lo peor, a nivel de coste humano, quedó ya definitivamente atrás. Y esa será la mayor felicidad, más que calzarme mis zapas de competición, os lo aseguro. Significará también que podré mostrar mi agradecimiento a aquellas personas (amigos, familia y nuevas adquisiciones al círculo de íntimos) que estas últimas semanas me han demostrado que la cercanía no está reñida con la distancia. Poder dar un abrazo, estrechar una mano o compartir una sonrisa de complicidad… si el cambio de hábitos no nos impone ser tan sanitariamente restrictivos como para modificar para siempre nuestra forma de demostrar afecto.

También, por desgracia, nos quedará un panorama en el que habrá que apretar los dientes y batallar para poder decidir qué tipo de mundo queremos como sociedad. Yo lo tengo claro, uno en el que prevalga el valor de la comunidad y el respeto a libertad individual al sálvese quien pueda que en momentos puntuales hemos presenciado estos días. La resaca nos situará en un escenario muy poco halagüeño, de eso estoy seguro, pero al mismo tiempo se convertirá en la plataforma para ir comenzando a construir nuestro futuro si todos arrimamos el hombro.

Pero habrá un momento en que saldremos a correr y pensaremos que faltarán caminos y senderos para aplacar esa ansia. La dura realidad de la fisiología nos dará de bruces con la realidad: los caminos serán infinitos, pero nuestras piernas nos llevará tan solo hasta la barrera de un peaje infranqueable situado mucho antes de lo que esperábamos. Para volver a adquirir esa bendita rutina que supone poner un pie delante del otro lo más rápido posible no nos quedará más remedio que volver a ese ejercicio rutinario de la constancia y la repetición.

Será una cura de humildad y, también, nos llevará a cierta frustración momentánea. Pero cuando seamos conscientes de lo que realmente significa, comenzar el juego desde cero con la sensación de que cada zancada sumada es un nuevo capitulo a descubrir, entonces seremos conscientes de que estamos en el momento y lugar dónde queríamos volver, el de estar saboreando cada etapa del trayecto.

Y es cuando comenzaremos a valorar todos esos momentos a los que en su día no les dimos la más mínima importancia.

Una tirada larga que pecó de aburrida y monótona y que ahora degustarás cometiendo los mismos errores. Un trote que no sumaba para tu estado de forma pero que te sirvió como poderoso tratamiento para despejar la mente y ahuyentar los fantasmas que nos invaden en nuestro día a día. Un a ver dónde me lleva este sendero que al final no te llevó a ningún lugar interesante pero que te dio conciencia de lo importante que es a veces saltarse la brújula y adentrarse en lo desconocido.

El compartir km con alguien solo por el placer de matar el tiempo con conversaciones aparentemente insulsas sobre el mismo tema de siempre que ahora tanto echo de menos. Los silencios consensuados de las salidas conjuntas para cumplir con el plan. Ese trote a mil marchas menos, que pensabas improductivo, acompañando a alguien que se iniciaba y que ahora compruebas que te llenó de vida. Por supuesto, también esas series que tanto sudor, fatiga y ácido láctico comportan y que tanta pereza da pensar en ellas. Y, claro, esa cerveza o refresco de después que te hace sentir que todo ha valido la pena.

Será, o eso espero, el día en el que comprenderemos que nuestra vida se basa en la libertad y no en el confinamiento y que no somos nada ni nadie si dentro de nosotros no vive esa necesidad de salir de nuestro enclaustramiento (laboral, social y vital).

Y tendré presente que, equivocadamente, siempre había pensado que salía a correr para ser más veloz, para competir mejor, para estar en mejor forma. Pues no, nunca fue así.

Salía a correr para descubrir nuevos mundos, para conocerme un poco a mi mismo en mi propia soledad, para ahuyentar fantasmas en días de perros, para estrechar lazos con la gente cuando nuestra vida estresante se obceca en separarnos. Salía a correr para ser un poco más yo y un poco más el amigo de mis amigos.

Y quizá todo eso suceda un día antes de que al día siguiente se me olvide todo y vuelva a cometer los mismos errores y desaprenda las lecciones que estoy adquiriendo estos días de encierro.

Porque ahí seguimos, añorando esas confidencias en la linea de salida de una carrera, esos momentos de esfuerzo máximo en el que estás pidiendo la hora, esa salida montañera a ritmo caribeño con la gente que aprecias, ese saludo lejano cuando nos cruzamos entrenando, esas discusiones interminables sobre el mismo tema de siempre.

El día que vuelva a correr quizá nos daremos cuenta que correr era lo menos importante de volver a correr. Y es que mirando al vacío desde la ventana de mi encierro (el más necesario y útil que voy a vivir nunca; por favor, haced caso que nos va mucho en ello) me doy cuenta que no estoy echando de menos correr, sino que estoy echando de menos la vida.

Ánimo a todos, nos vemos en breve en competición por las calles y las montañas.

domingo, 11 de octubre de 2020

CUMBRES DE MÁLAGA 1-VERTICE GEODESICO EL HUMA

Sección cumbres de Málaga


EL HUMA


Alora, 11 de Octubre de 2020



UN BAUTIZO DE ÓRDAGO






Es un día de veroño, la cita con mis compañeros era a las 7.00AM, 7.05AM y 7.20AM y con una puntualidad exacta ponemos rumbo hacia uno de los lugares míticos de la provincia de Málaga, como es el Chorro. Tanta puntualidadd nos obliga a hacer un alto en el camino para tomar un café y no llegar excesivamente pronto al lugar de salida en la Estación de El Chorro, lugar donde tenemos la cita para comenzar nuestra aventura.

Visitar el complejo turístico del Hotel La Garganta, en la espera del resto del grupo ya es sentir montaña y sin duda el lugar adecuado para observar la majestuosidad del entorno tan increible que visitamos.





La cita era a las 9.00AM y quince minutos despues una vez de que todos estamos dispuestos comenzamos una aventura que se percibe sorprendente para todos. Comienza mi bautizo.

La visión de un frondoso pinar es espectacular rodeado por sobrecogedores paredones verticales que quitan el hipo. Tomamos un atajo que nos lleva directamente hacia su corazón. Carriles anchos en continua subida que cada vez se hacen mas selectivos. Los desniveles cada vez son mas importantes y se percibe que habrá que trabajar duro.







Comienzan los pequeños desfallecimientos del grupo amplio de 39 personas y es obligación el ir motivandolos para seguir en el duro escenario en el que estamos. Terminan los carriles y un cartel nos indica el acceso a las Escaleras Arábes construidas en el año 1940 con 256 escalones aproximadamente labrados en la roca. Este tramo es para disfrutarlo a plenitud y hacer miles de fotografias. El tajo por donde discurre en diagonal, no solo es un espectaculo paisajistico sino que conviene detenerse y observar la magnitud del entorno. 










Una vez salvada la imponente subida, hacemos un receso, para recuperar fuerzas. Justo en este final vemos una meseta con especial cuidado de no salirnos de la senda para no invadir los sembrados y justo enfrente tenemos la majestuosa Sierra Huma que es nuestro objetivo.





Trás esta zona comienza una de las partes mas complejas de la ruta: El paso Huma. Subimos por el lateral de la montaña superando mucho desnivel en poca distancia. Esta subida es muy compleja por la dificultad del terreno llena de enormes piedras heterogeneas y palmito. El cuidado debe ser extremo para no tener ningún percance. 




Finalizada la complicada subida el terreno se vuelve pedregoso. Una vez aqui continuamos recto hasta llegar al hito de madera para continuar de forma discontinua el recorrido hasta la cumbre. El sendero se pierde facilmente pero merece la pena hacer este rodeo antes de ir al Púlpito del Estudiante. Llegamos a una meseta para llegar al vértice geodésico y llegar a la cumbre Huma. El objetivo está frente a nosotros.






Una vez en el vértice geodésico las vistas son maravillosas, vemos el Tajo de la Encantada, Embalse superior del Tajo de la Encantada, Embalse del Tajo de la Encantada y de la Estación del Chorro. Las fotos de rigor, nociones de Orografía y disfrute de vistas para recorrer un terreno pedregoso y puntiagudo camino de otra de las estrellas del Huma, el llamado Púlpito del Tajo de los Estudiantes, una zona de gran belleza, por la disposición de las rocas, las vistas......una maravilla de la naturaleza.

La fotografia histórica estaba servida. Una fotografia en el precipicio.







              


          



La vuelta bajando se vuelve mas complicada si cabe, por la dificultad del terreno, sobre todo en la parte primera, por la cantidad de piedras y dificultades que el terreno presenta. Hay que bajar con maxima prudencia hasta llegar a la zona de carriles de la Senda de Málaga. Dejamos a un lado la Escalera árabe y proseguimos por carriles bajo un sol de justicia camino de la estación de el Chorro a donde llegamos despues de 7 horas y media.

El reencuentro con gran parte de mis compañeros y dos cervezas gratificantes ponen el punto final a una jornada histórica donde he conseguido llegar a mi primer punto geodesico. El Huma siempre quedará en mi recuerdo. Para siempre.